DISCURSO DEL PRESIDENTE RAFAEL BLANCO EN EL ALMUERZO MENSUAL DE LA AMCHAMDR

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DISCURSO DEL PRESIDENTE RAFAEL BLANCO EN EL ALMUERZO MENSUAL DE LA AMCHAMDR

Sr. Rafael Blanco

ALMUERZO MENSUAL DE LA CÁMARA AMERICANA DE COMERCIO DE LA REPÚBLICA DOMINICANA
DISCURSO DEL PRESIDENTE DEL CONEP, RAFAEL BLANCO CANTO
Salutación
Buenas tardes señor Gustavo Tavares, Presidente de Cámara Americana de Comercio, AMCHAMDR y Presidente de Marítima Dominicana, y al  señor James W. Brewster, Embajador de Estados Unidos en Rep. Dom.
Agradecemos la invitación de AMCHAMDR para participar en este tradicional almuerzo, en el que para mí es un honor representar al Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP).
Actualmente la República Dominicana se encuentra en una coyuntura importante,  en la cual la agenda pública del país está cargada de temas de gran relevancia en todos los ámbitos de la vida nacional, como lo son la seguridad ciudadana, sector eléctrico, el transporte público, las finanzas públicas, la mejora de los servicios públicos, la modernización de la jurisdicción inmobiliaria, la municipalidad, la seguridad jurídica, entre muchas otras áreas en las que se requiere con urgencia de reformas legales e institucionales que permitan redireccionar a nuestro país hacia vías de mayor  desarrollo.
En nuestra intervención de hoy, hemos decidido enfocar nuestra atención en un tema que constituye un eje transversal en todas las problemáticas que aquejan nuestro país y cuya solución es un prerrequisito esencial para restaurar la confianza de la sociedad en las instituciones del Estado Dominicano, tal y como bien lo señaló Jacques Attali en su excelente y ya casi olvidado informe “República Dominicana 2010-2020”. Esto con miras a que el país pueda no sólo avanzar con pies de plomo, sino asegurar que ese avance sea sostenible.
 
En nuestra sociedad hay un malestar de desconfianza en las instituciones a las que hemos entregado la función de representarnos, producto de la falta de orden y de la inexistencia de un adecuado régimen de consecuencias que ofrezca a la población la seguridad de que vive en un verdadero Estado de Derecho, en el que todos estamos obligados a cumplir la ley y en el que quien violenta la misma, tendrá que enfrentarse a sus ineludibles consecuencias.
Es triste levantarnos cada día y ver como impunemente los transportistas imponen su voluntad en las calles, cómo las instituciones militares desacatan las sentencias del Tribunal Constitucional, cómo en la frontera se desarrolla una criminal industria de producción de carbón que aniquila nuestros parques nacionales, ver cómo se comenten actos vandálicos para embargar ilegalmente empresas, cómo se realizan fraudes  en el registro inmobiliario contra el derecho de propiedad y cómo se ha hecho parte de la cultura nacional que todo el que tiene un mínimo de poder, lo utilice para lograr una excepción o burlar,  en su provecho particular, la aplicación de las normas que deberían ser respetadas y cumplidas por todos.